El otro día hablaba con mis suscriptores sobre la importancia de la educación (la forma de tratar a los demás). Hoy quiero transmitirte lo esencial que es saber expresarse correctamente.
Lo hago después de que un cliente haya «escalado» mi trabajo a sus superiores, intentando mostrar hacia arriba que los problemas que sufren son culpa mía, y no suya.
Spoiler
Gran parte de lo que les falla es responsabilidad suya, trabajo por el que a mí no me pagan, ni quieren pagarme, porque le tienen a él. Una lucha interna de poder en la que tratan de utilizarme a mí de chivo expiatorio.
Lo que pasa es que uno ya es perro viejo y ha tenido que enfrentarse a disputas proveedor-cliente en proyectos de 50 millones de euros, en los que esas «disputas» eran batallas campales cargadas de una violencia casi física.
Así que, habiendo vivido el infierno de broncas que se organizan cuando la «culpa» pueden ser 5 ó 10 millones, discutir por 2 ó 3 mil es casi un paseo.
Tres claves para defender tu trabajo ante cualquiera
Por eso, he aprendido que es esencial tener un discurso capaz de convencer a usuarios, proveedores, clientes y, sobre todo, a aquellos que pagan el sueldo de los que te contratan. Sean socios, directores, CEOs o tengan el cargo que tengan.
Por eso, para poder defender siempre tu trabajo delante de cualquiera que intente cuestionarlo, es esencial que tengas en cuenta tres cosas:
1. Haz las cosas bien
Suena a tópico, parece absurdo, pero es la clave del éxito.
Tu trabajo, tu contenido, tus textos, tus webs…, que todo lo que hagas esté suficientemente bien hecho como para que no te importe que tu cara salga impresa al lado.
Si haces un trabajo por el que no quieres que te reconozcan, entonces no deberías entregarlo.
Cómo saber si las cosas están bien hechas¿Te atreves a firmarlo con tu nombre, tu rostro y la dirección de tu casa? Si la respuesta es NO, ese trabajo no debería ver la luz. Deberías trabajarlo hasta que la respuesta sea sí.
Deberías esforzarte hasta que el resultado refleje aquel profesional con el que quieres que te relacionen.
Otro spoiler: mis proyectos de prueba de afiliación tan vergonzantes como inefectivos están bien hondos en la basura de las basuras.
2. Demuestra que haces las cosas bien
Mi madre me decía que en esta vida lo importante no es ser bueno, sino parecerlo.
En realidad, creo que hay algo todavía más importante. Y es que, si eres bueno, tengas las pruebas suficientes que lo demuestren.
Te lo explicaba en este artículo sobre decir no. Si haces un favor, si te extralimitas en tu trabajo, si tu solución es extremadamente buena…, debes informar al cliente de que lo estás haciendo.
O debes tener la capacidad de hacerlo, llegado el caso.
Mejor que ser bueno…Es parecerlo.
Y todavía mejor que ser bueno y parecerlo, es poder demostrarlo.
3. Tienes que saber expresarlo
Si todo falla, si te enfrentas a la espada y a la pared, debes ser capaz de coger esas pruebas, coger ese buen trabajo y darle una forma por la que tus clientes terminen dándote las gracias.
Las palabras importan.
Las pruebas…, no tanto.
Es algo que aprendemos los ingenieros cuando nos enfrentamos al mundo real: las soluciones perfectas dejan de serlo si no eres capaz de mostrarles a tus jefes que, efectivamente, es perfecta.
Tienes que saber escribir, tienes que saber hablar y tienes que saber transmitir lo que quieres transmitir. Sin darle al receptor la capacidad de pervertir tus palabras y entender otra cosa.
De esta forma, cuando te enfrentes a una situación desagradable como la mía, de recibir un ataque directo y descarado por parte de un cliente, serás capaz de salir por la puerta grande.
O al menos tendrás escrito todo lo que necesitas para ganar la disputa en caso de que esta pase a mayores.
Nota importante
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