Ayer me escribió un tipo que no conozco para pedirme consejo sobre si pagar un pastizal al mes por entrar en una membresía de formación profesional o no.
No sé lo que haces con tu vida, pero la respuesta te interesa.
Al parecer es compañero de profesión y me encontró en uno de los pocos grupos de Telegram en los que estoy.
Sorpresa la mía cuando, después de los «hola qué tal», presentaciones y preguntas, me dijo que las webs que hago están «muy chulas».
No sé tú, pero a mí los halagos que vienen de compañeros que se dedican a lo mismo que yo me saben ricos.
Muy ricos.
El caso es que este hombre tenía una duda que se nos plantea a todos alguna vez:
«Merece la pena pagar XX cada mes por acceder a »
El profesional que imparte esta membresía en cuestión es un tipo que sabe mucho, que gana mucho y también cobra mucho.
¿Mis cursos te parecen caros? Este señor cobra lo mismo que yo por un curso, pero cada mes.
Sin entrar en temas de pricing, valor añadido, recurrencia y demás, gastarse entre 100 y 200€ cada mes por cuatro lecciones es como para pensárselo seriamente.
Que yo he pagado varios meses a este señor, ¿eh? Pero lo hago porque me hice las siguientes preguntas.
Lo primero que te tienes que preguntar es: ¿voy a recuperar ese dinero?
¿Tienes algún proyecto en el que aplicar lo que vas a aprender?
¿Ese proyecto tiene el potencial de darte 200€ extra cada mes si alguien te dice cómo mejorarlo?
¿El conocimiento que vas a adquirir te va a permitir cobrar más a tus clientes?
Si la respuesta es que no ves la forma directa de recuperar el dinero, no pagues por esa formación.
La segunda pregunta que tienes que hacerte es: ¿voy a ser capaz de consumir todo el contenido que me da esta membresía?
Si por algo no me gustan las membresías es por la desproporción que suele haber en el contenido que generan.
Hay membresías por ahí con cientos, CIENTOS, de cursos. Otras te sacan 4 cursos completos cada mes.
Y la mayoría hacen cursos cortos, poco profundos, para poder sacar más de un curso sobre el mismo tema.
¿De verdad vas a hacerlos todos?
¿De verdad te sirven todos?
¿De verdad necesitas todos?
Formarse por formarse no vale de mucho. Hace falta un objetivo y, sobre todo, hace falta poner en práctica lo que aprendes.
Me da igual que solo sean 10€ al mes. Eso en un año son 120, en dos son 240… Y hay gente que se da de alta, consume tres cursos y luego no hace ninguno durante años.
¿No hubiera sido mejor pagar 200€ por aprender eso que querías y ya está?
Por eso cerré mi membresía hace ya 3 años y me dedico a crear cursos cerrados, a precio cerrado que sirvan para cosas muy concretas.
Que aporten habilidades útiles y prácticas que, por sí mismas, ya valgan más de lo que cuesta el curso.
Si un curso de diseño web cuesta 150€, pero una página web mal hecha te cuesta al menos 500€.
Si haces el curso para montarte tu web, estás ganando 350€.
Si haces el curso para montarles webs a otros, estás ganando 350€ con la primera que hagas, 500€ con la segunda…
Y eso solo es el principio, cuando no tienes experiencia ni valor para pedir 4.000€ por una página web.
Así que, antes de pagarme a mí o a cualquier otro formador digital pregúntate:
¿Voy a recuperar el dinero que ponga? ¿Voy a aprender alguna habilidad útil para mi futuro?
Si respondes que NO a cualquiera de esas dos preguntas, no compres esa formación.
Si respondes que NO a esas dos preguntas cuando pienses en mis cursos, por favor, NO los compres.
¿Que quieres saber cuáles son mis cursos o que te cuente cosas tan útiles como estas?
Te apuntas a mi newsletter y cada día te cuento algo que te sorprenderá:
¿Por qué NO puedes dejar comentarios?
Te seré sincero: porque no tengo tiempo para contestarlos.
Mi tiempo está dedicado a las personas que me han dado el permiso de escribirles un email todos los días para que sus proyectos digitales (profesionales o personales) lleguen más lejos, a más gente y con mejores resultados.
¿Quieres que hablemos?
Entonces apúntate a ese newsletter que envío cada día y pregúntame lo que quieras en el primer correo que te envíe: