Podría haber titulado este post «cómo tiré 12.000 por el váter y aun así me sigo mirando en el espejo cada mañana».
Mentiría si te dijera que pienso en ellos cada mañana, o que si lo hago me miro en el espejo con una sonrisa.
A lo sumo una sonrisa de: vaya gilipollas tengo ahí delante.
Al grano: la tarjeta de crédito dice que acaban de salir 4000€ destinados a formación. Si los sumas a lo que ha salido a lo largo de los últimos 3 meses, son ya más de cinco mil…
Gastados, no ganados.
Bien gastados, además, no como esos doce mil que te decía antes que tiré para pagar un máster allá por 2014.
Era joven, salía de un trauma laboral, no sabía qué hacer con mi vida, estaba medicado…
Y me fundí casi todo el líquido que tenía en un master que me aportó menos de lo que te aportaría a ti leer una historia como esta cada día.
El resto del dinero se fue en un coche que todavía sigo usando y que espero que dure MUCHO más.
Por eso mismo mando a freír espárragos a esos posibles clientes que quieren negociar un precio cerrado, buscar una rebaja, o decirme que soy muy caro.
Lo hago más rápido de lo que tú has tardado en leer hasta aquí.
Hago lo mismo con aquellos que me escriben preguntándome si mis cursos tienen rebajas o para decirme que me regalan su libro autoeditado, autocorregido y autobiográfico a cambio de una formación de cientos de euros (en un email mal escrito, por cierto).
Porque sé lo que te puede ofrecer un buen mentor por 3.000€, un buen curso por 500€ o una buena cerveza de importación.
Y eso que hace años que no bebo una.
Acabo de tomar la decisión consciente de gastar 4.000€ en enriquecer mis conocimientos y, posiblemente, ganar más que eso en un futuro cercano.
¿Sabes cómo se le llama a eso?
Si algo te ayuda a ganar dinero, no es un gasto, es una inversión.
Una inversión como los trucos, experiencias y consejos que doy todos los días a mis suscriptores
Aprende cada día sin gastarte esos 4.000€
Gastar es lo que hace el que te escribe este correo con los miles de euros de LEGO que tiene a sus espaldas.
Pero eso es otra conversación que ya tendremos.
Las vergüenzas de una en una.
¿Por qué NO puedes dejar comentarios?
Te seré sincero: porque no tengo tiempo para contestarlos.
Mi tiempo está dedicado a las personas que me han dado el permiso de escribirles un email todos los días para que sus proyectos digitales (profesionales o personales) lleguen más lejos, a más gente y con mejores resultados.
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