Hoy, haciendo una excepción a mi norma habitual, no voy a cerrar este post vendiéndote nada, pero te voy a dejar con una reflexión mucho más potente (para ti) que comprando cualquiera de los cursos que vendo.
Sí, sé que es lunes y no tendrás ganas de nada más que de sobrevivir al día lo mejor posible.
Solo espero pillarte después del primer café, cuando todavía te quede un poco de energía y tengas la cabeza suficientemente receptiva.
Y si eres Gema, que sepas que este artículo lo escribo pensando en ti y tu historia.
En fin, basta de enrollarse.
Que incluso los lunes hay que hacer cosas productivas.
Que un amigo te acompañe durante toda la vida es un tesoro.
Que lo hagan dos no tiene precio.
Ayer domingo, por primera vez en años, nos juntamos en mi terraza, alrededor de una mesa y unos sofás, con una buena barbacoa y un montón de bebida (casi toda sin alcohol), tres de los cuatro mosqueteros que llevamos juntos desde siempre.
PUTO COVID. Esto ha tardado demasiado en suceder.
Uno, Iñigo, el Abogado Guapo, vino de Londres con su mujer a pasar una semana con nosotros. Y seguirá en casa unos días más.
Ya te he hablado de él.
Del otro, Mr. A., el Gran Guionista, todavía no te había dicho nada.
Es un tipo grande por dentro y por fuera. Casi 2 metros de buena persona, mujer y dos hijos, que trabaja como guionista y coordinador en series españolas que seguro que has visto. Un día le pregunto si le importa que saque su nombre a relucir por aquí.
Ya si me deja contar su historia, verás que de todo se puede llegar a salir.
Imagínatelo, que seguro que puedes: 3 hombres de casi 40 años, con camisas hawaianas, casados, con hijos, haciendo toneladas de carne a la brasa y bebiendo coca colas y cervezas.
Sintiéndose como si tuvieran 17 años.
O 20.
O 10.
Incluso 6, que es la edad con la que empezamos a ser amigos.
Es una sensación extraña. En tu cabeza sigues teniendo una edad ridícula, sigues haciendo chistes malos, riéndote por tonterías y haciendo y diciendo cosas que ni siquiera te acordabas que podías hacer o decir.
Pero con 37.
Mujer.
E Hijos.
Los tres hemos tenido una historia complicada hasta llegar aquí. Problemas de salud, problemas económicos, problemas familiares, problemas laborales…
Y saltos al vacío.
Los tres, de una forma u otra, hemos visto cómo nuestras vidas estallaban contra el suelo y hemos tenido que recoger los pedazos para construir vidas nuevas.
Escucha, que esto es serio.
¿Sabes cuál de los tres está peor que hace 10 años?
NINGUNO.
Cada uno, a su manera, ha encontrado su hueco en el mundo y ha alcanzado un equilibrio con lo que le rodea.
El Abogado Guapo ha hecho trabajos denigrantes y muy mal pagados para lograr establecerse en Londres y trabajar como abogado en una gran universidad. Y para comprarse una casa en el centro de esa ciudad que, si algo es, es CARA de cojones.
El Gran Guionista ha escrito sin cobrar durante años, ha sobrevivido a un infierno personal y ahora tiene dos hijos, una mujer maravillosa (la señora Gran Guionista se merece también que contemos su historia) y vive en uno de los mejores sitios de Madrid.
Y yo…, bueno, ya me conoces. Me gano muy bien la vida, disfruto de mis hijos, mi mujer y una terraza con pérgola y barbacoa más grande que la primera casa en la que viví cuando me emancipé.
Atiende.
Cuando estás en el borde del precipicio, no puedes pensar más que en cómo te vas a destrozar cuando llegues al fondo.
Cuando estás asfixiado en un trabajo de mierda, solo puedes pensar en qué pasará cuando te quedes sin trabajo, sin dinero…
Cuando estás pensando en tu proyecto de negocio, solo puedes ver todo lo que te falta por hacer, lo que no dominas, lo que puede salir mal, lo que…
Cuando diseñas la web de tu negocio solo puedes pensar en colores, tipografías, fotos, plantillas…
Pero cuando saltas al vacío…
O, como nos pasó a los tres mosqueteros, cuando te empujan y te tiran por el precipicio, no te quedan otras narices que dejar de mirar al suelo y empezar a buscar dónde lanzar las manos para frenar la caída.
No te voy a decir que entonces el mundo cambie y flotes sobre un prado verde, lleno de flores y unicornios.
No.
Te destrozas las manos tratando de agarrarte a cualquier cosa, rebotas contra salientes que eran demasiado pequeños y sufres la angustia de seguir cayendo.
Pero al final siempre llegas a un puerto suficientemente amplico como para empezar de nuevo.
A mí me costó varios años.
Al Abogado Guapo le costó varios años.
Al Gran Guionista le costó varios años.
Y aquí estamos los 3 (por 2 de los cuáles pocos daban un duro hace algo más de una década), con una vida bastante estable y un futuro prometedor por delante.
No te voy a decir que si quieres puedes, porque no es así.
Tampoco te voy a decir que saltes al vacío, porque si te lo puedes ahorrar mejor que mejor.
Pero sí que te diré que cuando pones toda la carne en el asador y te pones un objetivo claro en la vida, normalmente das los pasos adecuados para acercarte a ese destino.
Yo quería ser mi propio jefe, montar un negocio que me diera mucho dinero, me dejase vivir una buena vida fuera del trabajo y me permitiera dar charlas y contar algo interesante para los demás.
¡Ah, sí! Y me permitiera comprar muchos LEGO.
Así que plantéate qué es lo que quieres hacer con tu vida, a dónde quieres llegar, y reflexiona sobre cómo puedes acercarte a ese destino.
¡Ánimo!
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