Vivimos en un constante desperdicio de atención, de energía, regados por chutes de dopamina barata de las redes sociales, la comida basura, la pornografía…
Recupera el control de tu vida.
Cuando sabes cómo funciona la dopamina, el circuito de recompensa y cómo las redes sociales y la mayoría de entornos modernos se aprovechan de ella para convertirte en un zombi esclavo de sus servicios, obtienes superpoderes.
Te enseño cómo:
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Controla la dopamina para controlar tu vida
Hay un sistema en el cerebro que puede hacerte la vida imposible o solucionártela. Se llama sistema de Recompensa y los creadores de las redes sociales lo conocen muy bien: es el que utilizan para engancharnos a ellas durante horas.
Seguro que tú también lo conoces, aunque quizá lo hagas por el nombre de su neurotransmisor más importante y conocido: la dopamina.
Toma tú el control de ese sistema y podrás llegar hasta donde te propongas. La pregunta es, ¿cómo narices se hace eso?
¿Cómo narices se hace todo esto?
Hace 70 años una pareja de científicos descubrieron por casualidad algo increíble. Era 1953 y eso de poner electrodos en cerebros de animales estaba de moda y Peter Milner y James Olds no eran menos científicos que el resto.
Así que, en su afán por investigar sobre el control del sueño y la vigilia, ponían electrodos en los cerebros de sus ratas de laboratorio (ratas, literalmente ratas) para estudiar su efecto. Lo que pasa es que, en una de ellas, no calcularon bien y colocaron los electrodos en otra zona.
Una zona que proporcionaba tal placer a las ratas, que estas preferían estimular su cerebro a comer o beber. Tanto como para pulsar la palanca que activaba las corrientes de su cerebro más de 7000 veces por hora (más de 2 veces por segundo) mientras morían de inanición.
Porque el cerebro, esa máquina increíble y maravillosa, tiene algunos comportamientos muy peculiares que explican muchos de nuestros fracasos.
En otro vídeo te hablaba de que el cerebro calcula el esfuerzo que le va a costar obtener una recompensa y elige en consecuencia, priorizando siempre lo que recibimos ANTES.
Y aquí es donde llega la magia del circuito de recompensa: al cerebro no le importa que el resultado sea BESTIAL (ser rico como Bill Gates, guapo como Brad Pitt o que vayamos a tener comida, bebida y sexo por el resto de nuestros días).
A nuestro cerebro, a. nuestro sistema de recompensa, lo que le excita es desear esa recompensa, no tenerla.
Por eso las ratas morían de hambre y sed pulsando el botón del placer, porque alimentaba su deseo de, no su necesidad.
La otra característica del cerebro que juega en nuestra contra es que no distingue real de digital. Como tu cerebro quiere ANTICIPAR, le da igual que la recompensa final sea comerse un bollo relleno de crema o ver cómo se cocina uno. Por eso las redes sociales, la pornografía o los videojuegos enganchan a tanta gente.
Porque disparan en nuestro cerebro ese deseo tan brutal de unas promesas infinitas que, aunque te satisfagan menos que su versión tangible y real, liberan tanta dopamina que anulan el resto de tus sistemas.
Tómate un respiro
Cada día mando un email que te enseña a explotar lo que llevas dentro para que vivas igual de satisfecho el lunes por la mañana que el viernes por la tarde:
¿Y a mí eso en qué me ayuda?
En mucho, amigo mío, porque saber cómo funciona tu cerebro te da las claves para poder tomar tú el control.
Porque si el control lo tiene tu circuito de recompensas estás jodido, terminarás cayendo.
Y porque ahora tienes dos objetivos frente a ti.
Cómo limpiar tu organismo de dopamina barata
Tu cerebro es un vago que busca lo que le proporciona más placer en menos tiempo. Si tu vida está regida por gratificaciones instantáneas, scrolls infinitos, tías en bolas y chutes de dopamina barata, no vas a poder elegir nunca la opción más satisfactoria a largo plazo, porque cuesta más.
Por eso, lo primero que tienes que hacer es un RESET DE DOPAMINA. Al más puro estilo de Trainspoting.
Hay quien recomienda empezar de forma escalonada, restringiendo las redes sociales y la hiperconectividad durante unas horas cada día, un día, un fin de semana… Pero hacerlo así es como pretender apagar un fuego echando agua con una cucharita una vez cada hora: no lo vas a apagar.
Lo que te propongo es atacar la pirámide de dopamina perdida en 5 fases consecutivas:
1. Mide en qué se te va el tiempo y actúa en consecuencia
Antes de atacar esta pirámide de dopamina perdida, tienes que saber cuáles son tus puntos débiles, los niveles de la pirámide.
Durante al menos una semana, anota con el máximo detalle qué haces y en qué inviertes tu tiempo. Verás que esos “5 minutos en instagram” son más 20 que 5 y te llevarás alguna que otra sorpresa.
Yo utilizo una aplicación llamada Toggl para controlar a qué dedico mi tiempo en el ordenador y las herramientas de control de tiempo de mi iphone para medir el tiempo en aplicaciones y redes sociales.
Cuando tengas la lista, verás que hay 4 grandes grupos que absorben tu tiempo: los niveles de tu pirámide de dopamina perdida. Organízalos de menor tiempo a mayor tiempo (de menor problema a mayor problema) y atácalos en ese mismo orden: primero los más fáciles, luego los más difíciles.
En mi caso, el resultado fue este:
2. Fuera las noticias
Ni escritas, ni en la televisión, ni en la radio. La hiperconexión al mundo, al sufrimiento y a los éxitos de los demás no te benefician, te retrasan. Quieres vivir TU vida, TU presente y no vivirla a través de los miles de millones de sucesos que viven el resto de los ocho mil millones de personas del planeta.
Salvo que dependas de la actualidad para vivir, este suele ser el paso más sencillo de la cadena, porque es el que menos valor real aporta a tu día a día.
Además, como dijo Denzel Washington, si no lees los periódicos no estás informado, pero si los lees estás MAL informado, así que saldrás ganando. doblemente con el cambio.
Recuerda: si pasa algo reseñable, te enterarás.
3. Adiós a las redes sociales
Adiós a llenar cada minuto libre de tu vida con una fuente constante de estímulos y dopamina, que además alimentan las comparaciones perjudiciales con el resto de personas. Que si fulanito ha viajado a no sé dónde, a menganito le va mejor que a mí, zutanito gana no sé cuánto.., tienes que dejar que tu cerebro viaje otra vez por los caminos del aburrimiento.
Porque el exito les llega a aquellos que son capaces de manejar el aburrimiento que produce hacer las tareas que tienes que hacer cada dia para alcanzarlo. No en esconderte en la dopamina barata de ese falso entretenimiento que son las redes sociales.
(Porque la mayor amenaza del exito no es el fracaso, sino el aburrimiento )
4. Fuera videojuegos
Otro de los mayores ladrones de tiempo, energía y dopamina al que nos enfrentamos hoy en día también está en el teléfono móvil.
Los videojuegos parecen algo inofensivo que nos ayuda a pasar momentos de gran aburrimiento, pero poco a poco se convierten en algo más, que nos llena las horas y nos come el tiempo de verdad del día.
Cuando los borré, mi mejor amigo me dijo que estaba loco, que 20 minutos al día tampoco eran para tanto. Lo que pasa es que él mismo sabía que no eran 20 minutos. Son 20 aquí, 10 en el baño, 15 en la comida, 20 al despertarse, 20 más antes de acostarte…
Y, aunque solo fueran 20 al día, eso suponen 7.300 minutos al año, que equivalen a 121 horas o 5 días.
¿Qué no podrías hacer con 5 días extras cada año?
Esos 7300 minutos es lo que necesito yo para enviarte un email cada día durante un año. Emails que te enseñan a ser una mejor versión de ti mismo y que envío todos los días antes del primer café.
Te apuntas aquí y empiezas a recibirlos
Fíjate si son importantes
5. Fuera las notificaciones
Quieres volver a reconectar con tu día a día, con tu ritmo vital y que tu cerebro recupere la capacidad de focalizar su atención. Porque el gran problema de llenarnos de dopamina barata, es que perdemos la capacidad de atender a lo que es verdaderamente importante para nosotros.
Esta es la fase que más miedo me daba y por eso la apliqué en último lugar. Pero, ¿sabes qué descubrí? Que era un miedo infundado.
No me quedé solo, no perdí a mis amigos, ni los clientes me abandonaron. El mundo a mi alrededor se acostumbró a que no hubiera inmediatez al contactar conmigo y yo me acostumbré a no estar siempre conectado.
Una vez que hagas esto, una vez que consigas dominar la pirámide de dopamina perdida, tendrás un segundo objetivo:
Construir hábitos que eviten que desperdicies esa dopamina que ahora controlas, pero eso lo veremos en otro episodio.