Desde pequeños crecemos con la idea de alcanzar este u otro objetivo, de lograr una meta, de vivir por un destino.
Y en el OBJETIVO, en la META, no están ni el éxito, ni la felicidad.
La clave para transformar tu vida no es tener grandes metas, grandes objetivos. Es tener pequeños hábitos y sistemas que, día a día, semana a semana, te empujen a ser mejor. Y, con constancia y los sistemas necesarios, cualquier meta caerá por su propio peso.
¿Por qué? ¿Cómo?
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Por qué Perseguir Metas y Objetivos NO FUNCIONA ❌ (Esto SÍ)
Si entras en YouTube y buscas “metas” te encontrarás con multitud de vídeos y de contenido que te enseña cómo plantear esas metas y cómo fijarte tus objetivos, para organizar y transformar tu vida.
Lo que pocos te cuentan es que, en realidad, las metas no son las que te ayudan a conseguir una vida mejor, son las que te ayudan a frustrarte y a no disfrutar del camino.
La pregunta es: ¿por qué?
Hace unos años que dejé de gestionar mi vida por objetivos y pasé a utilizar hábitos y sistemas en su lugar.
Porque me di cuenta de algo horrible que tienen las metas.
Pero mejor que contártelo, te lo enseño.
Hace unos años creé un canal de YouTube por mero placer, para hablar de una de mis aficiones.
Poco a poco fue cogiendo tracción y hace unos días alcanzó la cifra de 10.000 suscriptores. Una cifra con la que no hubiera soñado cuando empecé, pero que marca una de las metas más importantes que tenía para ese proyecto.
¿Y sabes lo que pasó cuando alcancé esos 10.000 suscriptores?
Exacto: nada.
Cuando el número pasó de 9.999 a 10.000, sentí un regocijo interno, aplaudí y escasos diez segundos después todo volvió a la normalidad.
Eso hace que te preguntes: cuando vives por y para tus metas, ¿lo haces por esos 10 segundos de gloria?
¿3 años de trabajo, 480 vídeos y cientos de horas de trabajo para 10 segundos?
Algo falla en esa lógica.
Porque cuando persigues metas, lo que obtienes son solo recompensas momentáneas y efímeras.
Porque perseguir metas no te garantiza resultados. Yo puedo fijarme la meta de tener 1.000.000 de suscriptores, pero eso no hará que mis vídeos sean mejores, que la gente los disfrute más o que les interese seguir viéndolos.
Porque si haces que tu felicidad sea dependiente de conseguir esa meta, serás infeliz toda tu vida, salvo esos escassos 10 segundos de gloria.
Tómate un respiro
Cada día mando un email que te enseña a explotar lo que llevas dentro para que vivas igual de satisfecho el lunes por la mañana que el viernes por la tarde:
¿Cuál es la clave para lograr esas metas y disfrutar de todo el proceso?
Las metas sí que tienen una utilidad. Nos ayudan a saber qué es lo que queremos conseguir, pero no nos ayudan a conseguirlo.
Porque una meta no es más que la traducción al mundo real de uno de nuestros sueños.
En el caso de mi otro canal que habla de LEGO, mi sueño era y es construir la comunidad de LEGO más grande de habla hispana.
Ese sueño se traduce en que tengo una meta de lograr 1.000.000 de suscriptores.
¿Y para qué es útil tener esa meta?
Porque una meta la puedes subdividir en trocitos, en objetivos más pequeños que te ayudarán a conseguir lo que te propones.
Por ejemplo, alcanzar primero 500 suscriptores, luego 1000, 5000, 10.000… y así sucesivamente, hasta llegar a la meta que te has propuesto y, quién sabe, más allá.
Pero eso tampoco te ayudará a lograrlo, ni hará que disfrutes del camino.
Son solo pequeñas marcas, pequeñas señales, pequeños logros que te indicarán que vas en la dirección correcta. Aunque no te ayudarán a avanzar.
¿Cuál es la verdadera clave que hará que alcances todos esos objetivos?
Tienes que entender que metas y objetivos tenemos todos. En una carrera, todos tienen la misma meta: llegar primero.
En un partido, ambos equipos tienen la misma meta: ganar.
¿Por qué unos lo consiguen y otros no?
Porque sus sistemas y sus hábitos son mejores que los del resto.
Tener el objetivo de conseguir 10.000 suscriptores no es lo que me ha hecho alcanzar esa cifra.
Grabar dos vídeos por semana, mejorar su estructura, la forma de grabarlos, su edición, mi forma de comunicar… y ser constante en esos hábitos ES lo que me ha hecho lograrlo.
De la misma forma que el hábito de escribir y enviar un email cada día a mi lista de suscripción es el que nos acerca a más de 2000 personas a llegar a nuestros propios objetivos. Puedes apuntarte gratis y mañana mismo empezarás a recibirlos tú también.
Te apuntas aquí
No son los objetivos, las metas o los sueños.
Son los hábitos que diseñamos para conseguirlos lo que hace que lo logremos o que nos quedemos por el camino.
Porque un hábito te acompaña día a día, un hábito te hace disfrutar de cada pequeño avance y un hábito es el que te pone en movimiento en la dirección correcta.
Cuando tienes los hábitos adecuados, los objetivos y las metas caen por su propio peso. Y cuando los alcanzas, además de sentir esa enorme y efímera satisfacción por conseguir esa meta, sentirás otra satisfacción todavía mayor por saber que vas en la dirección correcta y que tus sistemas y tu esfuerzo están dando sus frutos.
Así que no: no vivas por tus metas, por tus objetivos.
Vive por los sistemas y los hábitos que los harán posibles.