Llevo años investigando y buscando cómo encontrar la pasión y la motivación que muevan mi vida (tanto personal, como profesional) y hace poco me topé con esto: El Elemento, de Ken Robinson.
Un libro que te enseña a buscar esa pasión de una forma nada ortodoxa y dibuja en tu mente cómo transformarás tu vida cuando lo la encuentres.
Estas son las lecciones más importantes que aprenderás con este libro y si crees que es demasiado tarde para encontrar esa pasión, ese elemento, quédate hasta el final del vídeo y verás.
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¿Qué es El Elemento?
¿Qué es esto del ELEMENTO que llama Ken Robinson?
Definirlo es tan fácil, como difícil es encontrarlo. Porque “El Elemento”, según Ken Robinson, es ese lugar donde confluyen las cosas que te ENCANTA hacer y las que se te dan BIEN. Es una forma diferente de delimitar tu potencial.
Ese Elemento de Ken Robinson es algo que, cuando lo encuentras, adquieres el potencial de alcanzar mayores logros, mayores satisfacciones y es imprescindible para el bienestar y el éxito a largo plazo.
Lo que Ken Robinson hace de forma magistral es explicar por qué la mayoría de la gente NO encuentra nunca su elemento.
Pone un ejemplo muy potente al inicio del libro.
Una niña está dibujando y la profesora, intrigada, le pregunta:
—¿Qué estás dibujando?
La niña, con toda la seguridad en sí misma, contesta:
—Estoy dibujando a Dios.
Sorprendida, la maestra le dijo:
—Pero nadie sabe qué aspecto tiene Dios.
—Lo sabrán enseguida.
Desde pequeños tenemos MUCHOS talentos y, sobre todo, mucha confianza en ellos. Es a medida que pasamos más tiempo en el mundo, que perdemos el contacto con muchos de ellos. Irónicamente, como dice Ken, la educación es una de las principales razones por las que ocurre.
Porque demasiada gente se olvida de sus propios talentos naturales, de conectar con ellos, y nunca llega a ser consciente de lo que es capaz de hacer en realidad. Porque la mayoría de las personas no saben quiénes son en el fondo, sino que tratan desesperadamente de ser lo que se espera de ellos.
¿Te suena de algo? Es muy parecido al eje central que te explicaba el otro día sobre cómo construir una buena MARCA PERSONAL.
Y el Elemento tiene dos características principales y dos condiciones para estar en él: capacidad, vocación, actitud y oportunidad.
Que viene a ser más o menos así: Lo entiendo, me encanta, lo quiero, ¿dónde está?
Tómate un respiro
Cada día mando un email que te enseña a explotar lo que llevas dentro para que vivas igual de satisfecho el lunes por la mañana que el viernes por la tarde:
Pensar de forma diferente para encontrar tu elemento
Al igual que apartamos nuestros propios talentos al crecer, empezamos a dar por sentadas cosas que, en realidad, no son ciertas. Vemos nuestras habilidades, las de los demás, como algo inamovible e inmutable, como la gravedad.
Para encontrar El Elemento hay que cuestionarse esas verdades absolutas y atreverse a pensar de forma diferente.
Verdades como que la inteligencia es fija, nos vino dada al nacer, y que solo se refiere a la capacidad de resolver cuestiones matemáticas.
Pero inteligencias hay muchos tipos distintos, muy diferentes (casi como las huellas dactilares, únicas a cada persona) y, sobre todo, dinámicas: varían en el tiempo, se pueden ejercitar, se pueden oxidar.
Y nos hace una pregunta para reforzar su argumento: ¿tú cuántos sentidos crees que tienes?
Sí, como los que te enseñaron en el colegio. Son cinco, ¿verdad? Gusto, tacto, olfato, vista y oído.
Pero, ¿sabes que hay al menos 4 más?
El sentido de la temperatura, el del dolor, el del equilibrio y el kinestésico (la propiocepción, dónde está tu cuerpo en el espacio respecto a los demás).
Y eso sin incluir la intuición como un sentido más.
Así que la pregunta para encontrar tu elemento no es cuánto de inteligente eres, sino de qué modo eres inteligente.
Más allá de la imaginación para encontrar tu elemento
Para poder superar esas barreras sociales, culturales, familiares y propias que nos limitan, que nos impiden encontrar nuestro elemento, hace falta tener imaginación. Pero no una imaginación cualquiera, sino imaginación aplicada, es decir, CREATIVIDAD.
El problema que hay en nuestro mundo, es que asumimos que solo las personas «especiales» pueden ser creativas. Pero lo que significa es que, en realidad, tenemos la creatividad oxidada, nos falta entrenamiento.
La cuestión está en encontrar el medio adecuado para expresar nuestra creatividad y nuestra inteligencia. Cuando lo encontramos, podemos decir que nos encontramos en nuestro elemento.
Porque, normalmente, los profesionales que consideramos como más creativos son, en realidad, aquellos que han encontrado un trabajo que les encanta hacer, en el que pueden desarrollar sus talentos y habilidades naturales de forma única.
Estar en la zona de tu elemento
Cuando encuentras ese entorno, Ken Robinson habla de que estás en la zona.
Una forma de expresar que, cuando disfrutas con lo que haces, te pierdes en tu experiencia y das lo máximo de ti mismo. Pero no solo desde un punto de vista productivo. Tu respiración cambia, tu mente se funde con tu espíritu y el tiempo vuela a tu alrededor.
Seguro que, a lo largo de tu vida, has tenido momentos en los que te has «perdido» en una experiencia. Que empiezas a hacer algo que te encanta, pierdes de vista al resto del mundo, y pasan horas como si fueran minutos.
ESO es estar en la zona.
Encontrar el elemento es encontrarse habitualmente en ese lugar.
Que para unos será un lugar físico, o llegará a través de actividades físicas, deportes.., otros a través de la escritura, la pintura, la matemática…
Una de las señales más significativas de que estamos en la zona es la sensación de LIBERTAD y AUTENTICIDAD
Cuando hacemos algo que nos gusta y que se nos da bien, tenemos muchas más probabilidades de centrarnos en nuestra verdadera autoconsciencia: ser quienes en realidad creemos ser y hacer Lo que se supone que debemos hacer.
En ocasiones, esa zona la encontramos al juntarnos con gente que comparte la misma pasión y el mismo deseo de sacar el máximo partido de sí mismos y su elemento.
¿Qué pensarán los demás?
El problema de esta búsqueda es que, para que llegue a buen puerto, tenemos que superar toda una serie de barreras que tenemos a nuestro alrededor.
Barreras personales, por miedos aprendidos, creencias limitantes o juicios erróneos sobre nosotros mismos.
Barreras sociales: lo que opinen tus padres, tus amigos, tu mujer, tus círculos de relaciones…, todos esos «es por tu bien» o «deberías hacer» que te cortan las alas antes de echar a volar.
O barreras culturales: los valores y formas que caracterizan a tus grupos sociales.
Hace falta nadar a contracorriente para encontrar el elemento, por eso es tan difícil.
Te sientes afortunado
En un punto del libro, Ken Robinson hace un inciso muy interesante sobre la actitud y lla aptitud. Sobre cómo dos personas aparentemente iguales, con un mismo entorno, unas mismas capacidades, pueden ver una misma escena de forma totalmente distinta.
Y nos explica que las personas afortunadas no son las que tienen suerte, sino las que construyen esa suerte a su alrededor.
Porque son expertos en crear, en fijarse y actuar de acuerdo con las oportuniadades que surgen.
Porque son muy efectivas a la hora de hacer caso de su intuición y de realizar acciónes que estimulan sus habilidades intuitivas.
Porque esperan tener suerte y crean a su alrededor una especie de profecías autocumplidas: asumen que el mundo les va a proporcionar resultados positivos.
Y, sobre todo, porque su actitud les permite convertir la «mala suerte» en buena. No dejan que esa supuesta malaa suerte les doblegue y se mueven con rapidez para tomar el control.
Que alguien me ayude
Como puedes suponer, todos estos cambios de perspectiva no son fáciles de conseguir y a veces necesitas ayuda externa para encontrar tu Elemento.
Alguien que ve algo en ti que tú no ves, que saca lo mejor de ti y que tiene la experiencia de haber recorrido antes que tú ese camino.
Un mentor que conecte contigo, con tu visión, con tu misión, que te acompañe, te guíe y, sobre todo, te estimule.
Para gente que también quiere disfrutar de los lunes
Cada día envío un email con el objetivo de que tú y yo seamos capaces de disfrutar tanto del lunes por la mañana, como del viernes por la tarde.
Yo lo llamo Marca Personal y, además de disfrutar de los lunes, sirve para ganarse (muy bien) la vida.
¿Demasiado tarde para encontrar mi Elemento?
Algo que comparto con Ken Robinson, es que nunca es tarde para encontrar El Elemento. Hay quien lo encuentra en el ocaso de su vida y quien lo descubre a muy pronta edad, porque nunca es pronto ni tarde para descubrirlo.
Yo descubrí mi Anti Elemento con 29 y estuve buscando durante 7 años, navegando entre distintos Elementos que llamaban mi atención. Hasta que, por fin, con ya 36, encontré aquello a lo que quería dedicarme.
Entonces miré alrededor y, mi mente entrenada para la negatividad, me dijo que había llegado tarde para encontrarlo. ¿Recuerdas lo que te he dicho de sentirte afortunado? Yo no me lo sentí, porque no estaba entrenado para hacerlo.
Hasta que empecé a rodearme de gente que también lo había encontrado o que estaba en proceso de hacerlo. Gente que tenía más años que yo, muchos más años que yo e incluso alguno con el doble de edad.
Porque para encontrar tu pasión solo hay una edad recomendada: empieza cuanto antes, pero empieza.
A cualquier precio
Por último, es importante comprender que El Elemento no entiende de dinero. Entiende de talento y de pasión. La mayoría de los que lo encuentran no andaban buscando una forma de convertirse en ricos, sino de hacer lo que les gusta.
Porque hacen las cosas por amor al arte, porque les apasiona, no porque les permiten pagar las facturas.
Lo que pasa, es que cuando te dedicas a lo que te apasiona, cuando estás preparado para que funcione y con la mente abierta para ver las oportunidades, es posible compaginar tu Elemento con unos ingresos.
Aunque no estrictamente necesario.
Consigue tu objetivo
Vivimos en una sociedad en la que demasiada gente cree que no es buena en nada, porque les han enseñado, porque han aprendido, que no tienen nada útil que ofrecer.
El problema, es que la sociedad, la educación, están construidas como cadenas de montaje que dividen a los chavales en segmentos especializados y los organizan para resolver las necesidades de la gran fábrica que es el país en el que viven.
Para encontrar tu Elemento lo que tienes que hacer es potenciar, aprovechar y disfrutar de tus propias fortalezas, no de las necesidades estandarizadas de un sistema obsoleto.
Con este libro, Ken Robinson quiere recordarnos que tenemos una serie de talentos, habilidades y capacidades tan únicas como irrepetibles.
Descubrirlos, aprovecharlos y vivir en consecuencia con ellos es encontrar tu elemento.
Cuando lo haces, es como tirar la primera carta de un castillo de naipes, el resto de piezas empiezan a encajar y, si lo haces con una buena estrategia detrás, puedes dar un cambio de rumbo completo a tu vida. De la misma forma que te cuento en este vídeo