Mucho se habla de ser más productivo, de cómo aumentar nuestra productividad y convertirnos en autómatas bien engrasados. Pero nos olvidamos de lo que de verdad significa ser productivo.
Que no es trabajar más tiempo y hacer más cosas, sino en algo mucho más sencillo (y complicado). Algo que va a favor de nuestra lógica y en contra de lo que buscan muchas empresas.
Sentemos las bases de una productividad sana y real, no de la cortina de humo detrás de la que se esconden toda una serie de trampas contra hacer lo que de verdad tenemos que hacer.