La disciplina es la hermana fea de la motivación: nadie la escoge, todos prefieren a la otra, pero, al final, la única que trae un futuro es ella.
Ser disciplinado es muy difícil, sobre todo en la época de la inmediatez que vivimos ahora. Estamos acostumbrados a que el placer llega rápido y en cualquier momento que lo necesitemos, y nos hemos desacostumbrado a trabajar, esforzarnos y a esperar un resultado mejor.
Aquí tienes 8 pasos para recuperar esa disciplina perdida y ver cómo consigues tus logros y tus objetivos con mucha más facilidad y rapidez. Y sobre todo, para que dejes de confiar en una motivación que la mayoría de las veces ni está, ni quiere estar.
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